"Mi embrión vieron tus ojos, siendo aún imperfecto; y en tu
libro estaban escritos todos mis
miembros, que fueron luego formados, cuando aún no existía ni uno de ellos."
Salmos 139:16
Yazgo desde hace días en un estado febril, sin apenas comer,
acosado por las más espantosas alucinaciones. Elisabeth me suplica al otro lado
de la puerta que la deje pasar.
Pero mi dolor no tiene consuelo.
Quisiera
morir, pero ni mi cuerpo ni mi espíritu quieren darme descanso. Mi hijo, mi
pobre hijo, duerme para siempre en Highgate. La Peste Negra se lo llevó de mis
brazos, con su nívea piel sonrosada mancillada de bubas.
Hoy he cogido el manuscrito de Praga, Dios me perdone, y he
leído cosas en él que enloquecerían al hombre más racional.
Mi alma está
condenada.
Con la tierra que he robado de su tumba he preparado un barro
primordial y he comenzado a permutar los alfabetos de las veintiuna puertas,
cada miembro por separado, cada miembro con la letra correspondiente. He dado
forma a su cuerpo tal y como lo recuerdo y ahora un espeso lodo se convulsiona
grotescamente en su recipiente. Son los espasmos del nacimiento.
Todo volverá a
ser como antes, hijo mío.
Algo me dice que es mejor no estar presente en ese alumbramiento... ni tampoco cerca de la criatura cuando nazca.
ResponderEliminarUn micro genial, Fernando. Solo espero que la fiebre cese y que haya valido la pena tu esfuerzo :P
¡Un abrazo y mucha suerte en el concurso!
Me temo que tendrá que hacer de tripas corazón como Rosemary en "La semilla del diablo" con su hijo. Ainss, si es que el amor de unos padres....Muchas gracias, majísima. Bsos
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarBuen relato, amigo Fernando. Terrorífico. Pero no hay nada que un padre no hiciera por recuperar al hijo perdido, o a una copia aproximada, como le ocurre a nuestro protagonista.
ResponderEliminarUn saludo y mucha suerte.
Muchas gracias, Bruno. Debe ser espantoso perder a un hijo. Cualquier padre tendría en cuenta la posibilidad de retornarlo a la vida. Saludos, amigo
EliminarUff que miedo me da esta historia... Su alma estará condenada, pero el que despierta ni la tendrá. Para pesadilla jeje. Muy bueno, un abrazote.
ResponderEliminarUna abominación sin alma. Me encanta la palabra abominación. Pero, ya sabes, polvo somos y en polvo nos convertiremos. Uff, cómo desbarro. Un millón de gracias por leerme. Abrazote
EliminarInteresante relato el que narras, me supone una mezcla de "Cementerio de animales" de King y "Frankenstein" de Shelley, condimentado por tu estilo propio, y deja como consecuencia un final donde está claro que es mejor andar lejos de ese...retorno a la vida de la criatura no muerta jeje.
ResponderEliminar¡Un saludo y suerte compañero!
No puedo evitar ser hijo de mis lecturas. En efecto, tiene influencias de las dos obras que mencionas y de "El Golem" de Gustav Meyrink. Muchas gracias por tu certero comentario. Saludos
EliminarLo que da de sí el amor paterno y materno. Da igual que reglas te tienes que saltar. En este caso, no sé que saldrá de ese barro ancestral, pero parece que nada bueno.
ResponderEliminarQue repelús.
Muy bueno.
Un besillo.
No tiene pinta de que vaya a ser el hijo perfecto, no. Pero si un clon (o un zombi). Muchas gracias por comentar, María. Besillo
EliminarNada peor que perder a un hijo..... Si, recuperarlo de esta manera. Pero para el dolor paternal todo está permitido. Buenisimo micro Fernandito. Abrazo!!
ResponderEliminarViniendo de una consumada maestra del relato de horror no puedo más que sentirme muy halagado. Muchas gracias, Mendiel. Bsos
EliminarMuy bueno el relato. Me ha dejado con ganas de saber como sigue, qué será de él... Me ha gustado mucho. Suerte en el concurso!
ResponderEliminarGracias, Artza. Es todo un detalle tu comentario. Igualmente suerte para tus micros.
EliminarEs inquietante, doloroso y sufrido, pese a lo fantasioso, se nota que la causa es una causa cercana, factible y posible, tal vez ahí reside el miedo. Genial trabajo, ¡saludos! ^^
ResponderEliminarSiempre he creído que relato de horror,cuanto más factible, más escalofriante. Tienes toda lña razón. Muchas gracias por pasarte, Moria. Saludos
EliminarPodría decirse que el germen del horror que lleva a este padre a intentar "jugar" a Dios es el mismo que impulsa a los científicos de hoy hacia la clonación. Ya en su tiempo, Mary Shelley horrorizó al mundo con el fruto de este tipo de manipulación de cuerpos y ganó el concurso que Lord Byron y su Percy Shelley le montaron cuando estaban aburridos de la lluvia en un castillo. Te deseo igual suerte que la de Mary. Muy buen relato, Fernando!
ResponderEliminarUn abrazo.
Fer
Me ha gustado mucho, Fernando. No sé que es peor, si perder a un hijo o invocar a algo que puede ser aterrador, bajo el autoengaño de recuperar algo perdido que no volverá jamás. Suerte en el concurso! ; )
ResponderEliminarPerdón, he borrado un duplicado, jejeje ; )
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarInquietante relato por su forma y contenido.
ResponderEliminarMuy buen micro, Fer!
Abrazo.
No sé si es más inquietante esa forma que se mueve entre el barro o ese padre incapaz de soportar la pérdida de su hijo y llegar a esos limites. Muy bueno
ResponderEliminarUn saludo.
Aunque no lo digas, me fibra de amante de las leyendas y la fantasía me obliga a decirlo por ti. Has creado una especie de homunculus PERFECTO. Me ha encantado, cada palabra y cada frase está puesta de forma perfecta hasta llegar a la creación de algo más que un homunculus, has creado un GRAN micro. Muchísima suerte en el concurso.
ResponderEliminarBuenísimo! Me encanta la atmósfera del relato; se siente en cada línea el dolor del padre. Saludos!
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