-Buenos días. ¿En que puedo ayudarla?
- Pues verás, hija, vengo un
buscando un libro.
- Sin duda, ha venido al sitio indicado. ¿Cuál busca?
- El caso es que
lo vi en el escaparate ese que da a la peluquería de Josefa. Era así como rojo
o naranja y tenía un rinoceronte en la portada.
- ¿No puede darme algún dato más? ¿Recuerda alguna palabra
del título o el nombre o apellido del autor?
- Ay, no, hija.
Lo teníais allí puesto hará unos seis meses. Lo se porque cuando me fijé en él estaba
paseando con mi sobrino Rufo que es marino mercante y acababa de hacer escala
en El Musel. Es un chico muy bueno. Y muy inteligente. Tiene un hijo que con
tres años, fíjate, le ha dado por leer ya a Julio Verne. Yo creo que es
superdotado….
- Ahh, vaya suerte. Y volviendo al libro. ¿Le suena que en
vez de un rinoceronte pudiera ser un unicornio?. Hay un libro con un unicornio
en la portada y colores parecidos a los que me dice. Se titula, precisamente
“En busca del unicornio” de Eslava Galán.
- No, moza, sé
distinguir un rinoceronte de un unicornio. Era un rinoceronte lo que vi.
- Lo lamento. No se me ocurre cual puede ser.
- Pues vaya
una librera. ¿No sabéis lo que ponéis en los escaparates?
- Si, claro. Pero nuestra capacidad memorística no llega a
lo que estaba puesto hace seis meses.
- Bueno,
bueno. También tenía que recoger un libro que os había pedido.
- ¿Cuál es el título?
-No me
acuerdo
- ¿No recuerda el libro que pidió?. Bueno, pues dígame su
número de teléfono para localizar el pedido.
- No sé si
di el de mi hija. Espere que lo mire que no me acuerdo del número. ¡Ay estos
teléfonos del demonio!.¿No puede mirármelo por su nombre?
- ¿Cómo se llama?
- ¿El
libro?. Ya le he dicho que no me acuerdo. Te estás poniendo muy pesadita.
- Señora, el libro no, su hija.
-
Patrocinio de la Virgen. Ya
le dije a mi difunto esposo que con ese nombre iba a hacer muy infeliz a la
niña. Y vaya si lo ha sido. Un marido putero y unos hijos descastados. Le dije,
Manolo no….
- No me aparece ningún pedido a ese nombre. Más o menos
¿Cuándo se hizo?
- ¿No te
lo he dicho antes?. Hará seis meses, cuando llegó a El Musel mi sobrino Rufo,
que es marino mercante. No te enteras de nada, bonita. ¿Qué te ocurre?. Te está
temblando ese párpado mucho. Tengo una vecina, Dolores, la del tercero B que le
pasó lo mismo. Ahora va con un babero la pobrecita…..
Hilarante escena, sin duda, te lleva al temblor de párpado, ictus o irritación caníbal, no sé yo... Jajaja
ResponderEliminarEntre la paciente dependienta y la Señora del Trece Rue del Percebe, un micro digno de viñetas, risas y desquicie total. En el humor, un Sr.Mora como pez en el agua.
¡Abrazo, máquina!
Es buenísimo, Fer, desopilante. Ya desde la imagen que colgaste uno se prepara para la diversión inteligente. A mí a veces me tocan algunas señoras como esta mientras hago compras, y realmente hace falta tener mucho sentido del humor para aguantarlas y poder seguir comprando. Empatizo con la librera ;)!
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por la risa!!!
Fer
No me extraña que la pobre librera acabe con un babero o directamente pegándose un tiro. Siempre me he preguntado cómo se puede aguantar tras un mostrador día tras día si una pequeña parte de la gente que se atiende es del jaez de esta clienta.
ResponderEliminarMuy divertido.
Un abrazo.
Jijijiji la pesadilla de cualuier librero. Me has hecho reír porque tengo una amiga librera que tiene situaciones parecidas todos los días. La última fue que querían recomendación para un hombre de 43 años, ni más ni menos, 43. Ayyy el trabajo de cara al público...
ResponderEliminarUn besillo.
También me ha gustado este diálogo de"salmonetes" con cabeza hueca y toda una pesadilla para esta paciente la librera, que como ya han comentado algunos de mis compañeros, no es nada complicado adivinar, que algún día también aumentará la lista de enfermos de Alzheimer, desgraciadamente.
ResponderEliminarSe lee con mucha comodidad, por lo que el estilo a modo de diálogo directo, resulta muy fluido.
¡Un abrazo y suerte!
Ese tic en el parpado......cómo me gusta provocarlo, mmmbuajaja. Hermosa situación incómoda, Fer! Esas gentes mayores tan encantadoras :) Un besazo mozuuu!
ResponderEliminarAlgunas personas que atienden al público deberían seguir un cursillo de autocontrol.
ResponderEliminarUn relato muy divertido e ingenioso. Hace tiempo que esperaba un nuevo post y ha merecido la pena esperar.
Un abrazo.
Muchas gracias a todos por pasaros y por ser tan indulgentes en vuestros comentarios. Abrazos y bsos.
ResponderEliminarHumor siempre inteligete y del bueno, nunca me canso de leerte, sobre todo nunca hay pierde,genial tú siempre!.
ResponderEliminarbesos de chocolate.
Muchas gracias, Ady, eres un solete. Bsos
ResponderEliminarYo hubiera sacado hace rato el bate de béisbol para acabar con la falta de memoria de la buena señora.
ResponderEliminarEstupendo relato, y divertido.
Un abrazo.
Mucha paciencia tiene esa dependienta. Uf. Con muchas clientas así, echa el cierre rápidamente.
ResponderEliminarUn abrazote,Fernando.
jajajajaja!!
ResponderEliminarMe encantó gran escena absurda pero que suena a algunas que he visto en la realidad, MUY, MUY DIVERTIDO!!
SALUDOS!!
Un día así de atención al público y me llevan a internar... Muy buen humor, Fernando.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si es que el trato con el público es tan difícil... jajajaaja. Un relato genial, Fernando. No me extraña que te hayas llevado el primer premio, ¡enhorabuena! :))
ResponderEliminarUn abrazo y feliz verano.
Genial. Me ha recordado a los sketch de Martes y 13. ¡Encannaaaaaa, Encanna de nocheeeee!
ResponderEliminarFelicidades por ese primer premio.
Un saludo.
Muy divertido, Fer. Una escena muy graciosa y bien lograda.
ResponderEliminarFelicitaciones por el Oro.
Abrazo!