Se acercó al pequeño que jugaba distraído con la arena y lo miró con una mezcla de horror y odio. Sacó el arma de su gabardina y apuntó con decisión a su cabeza. El niño alzó los ojos ante el desconocido y en su mirada no traslucía el miedo ni la desconfianza. Sonrió y elevó una de sus pequeñas manos hacia quien le apuntaba, invitándole a coger el puñado de tierra que le ofrecía.
Por un instante, dudó. Fue solo un instante.
El ruido del disparo levantó un velo denso y asustado de gorriones y palomas. La muchedumbre rodeó con malsana curiosidad el cuerpo abatido mientras el policía que lo había matado abrazaba al niño comprobando si estaba ileso.
- ¿Estás bien, pequeño?
- Si, señor
- ¿Sabes por qué este hombre te apuntaba con la pistola?. ¿Lo conocías?
- No, señor.
- ¿Cuál es tu nombre, hijo?
- Adolf, señor. Adolf Hitler
Klara cogió de la mano al niño mientras este, sonriendo, se volvió hacia su salvador. Esa sonrisa, no sabía por qué, le heló la sangre.
Me gustaría comentarte algo
ResponderEliminarTxaro, te contesto por privado. Saludos
EliminarBuenísimo Fer! Vaya micro, es bestial! Besos genio!
ResponderEliminarMe has dejado helada, vaya final. Genial. Un abrazo.
ResponderEliminarEsta guay, el actuar mal para evitar un mal aún mayor, es un tema recurrente (viajes en el tiempo o visiones), y Hitler es como el icono de estas cosas. Pero bueno, siendo más realistas están las conspiraciones políticas como la de Marilyn Monroe.
ResponderEliminarEstuvo genial, genial, genial Fernando!...si hubiera máquinas del tiempo...
ResponderEliminarEstuvo genial, genial, genial Fernando!...si hubiera máquinas del tiempo...
ResponderEliminarzas! no sé,sigo pensando que matar es malo...la peor de las atrocidades humanas es quitar la vida a un "ser humano". tu relato me dejo pensando como casi siempre.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Lamentablemente surgiría otro 'Hitler', estoy segura.
ResponderEliminarSaludos,