Una de las mayores tentaciones del demonio es ponerle a un hombre en el entendimiento que puede componer e imprimir un libro, con que gana tanta fama como dinero.
domingo, 5 de julio de 2015
Karma
- ¿Podría, uhmm, podría usted volver mañana?. Habría que realizarle una radiografía para ver la ubicación exacta de esa muela. Podría afectarle al trigémino.
- Si, no hay problema
- Perfecto, hasta mañana entonces.
Cuando su paciente cerró la puerta, temió desmayarse. Tambaleándose consiguió llegar a duras penas a su escritorio. Abrió uno de sus cajones y sacó su viejo álbum de recortes. Era él. No cabía duda.
- Bien, bien. La radiografía confirma mis peores sospechas. Por favor, siéntese y procure relajarse. Abra la boca voy a aplicarle la anestesia.
Al inyectar la escopolamina en la encía no pudo evitar ver la mirada de hielo de Josu Guetaria. Por un instante titubeó, tal era la mezcla de odio y terror que le producía ese hombre. Sin embargo, esa falta de sentimiento en sus ojos le hizo afianzarse en su decisión.
- Bueno, empecemos. ¿Nota algo si toco aquí?.
No movió un músculo cuando hundió la sonda periodontal en el nervio de la muela. Sin embargo, esta vez noto en los ojos de su paciente que el estímulo del dolor había llegado a su cerebro. Por primera vez pudo ver un atisbo de miedo asomar entre sus pupilas.
- Te preguntarás como es que no puedes mover un músculo y, sin embargo, tienes plena percepción del dolor. Es fácil. Te he inyectado un paralizante muscular que afecta a a la sensibilidad de tu musculatura, pero no a tu sistema respiratorio ni a tus neurotransmisores del dolor. ¿Por qué?, ¿Por qué?. Eso mismo me pregunté la mañana en que la bomba lapa que pusiste en los bajos del coche de mi hijo me lo arrebató para siempre. Podrás aducir en tu defensa que ya has cumplido condena por tus delitos, veinte años de cárcel. Bueno, es una opinión. Pero si dividimos todos tus asesinatos por esos años, resulta que la vida de mi hijo costaba un año y cuatro meses.
Josu comenzó a sudar copiosamente cuando vio al dentista coger las tenazas
- Tienes la boca muy descuidada. Voy a tener que emplearme a fondo con ella. Relájate. Hoy eres mi último paciente.
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Un micro terrorífico en muchos sentidos. El Karma como venganza no premeditada. Una idea original y bien urdida, no falta de controversia. Bien jugado, Fernando.
ResponderEliminar¡Abrazo, compañero!
Tremendo Fer. No es venganza, es justicia. ¿Un año y cuatro meses para un sádico? Es un despropósito! Besos genio
ResponderEliminar:( yo le tengo miedo a los odontologos es mi fobia, por otra parte no siento terror por nungun desgraciado hijuemadre !!!metida de lleno en us letras como siempre! besos
ResponderEliminarPor un hijo, lo que sea! Sácale uno a uno los dientes y de paso la lengua.....así no grita muy fuerte cuando continúes impartiendo justicia. Besitos x)
ResponderEliminarPor un hijo, lo que sea! Sácale uno a uno los dientes y de paso la lengua.....así no grita muy fuerte cuando continúes impartiendo justicia. Besitos x)
ResponderEliminarPor un hijo, lo que sea! Sácale uno a uno los dientes y de paso la lengua.....así no grita muy fuerte cuando continúes impartiendo justicia. Besitos x)
ResponderEliminarCuando la Justicia no cumple su función de reparación del daño, está invitando a tomarla por propia mano. Quitar una vida no puede salir gratis. Es un viejo dilema ético, desde el ojo por ojo. Muchas gracias, amig@s por vuestra visita y amables comentarios.
ResponderEliminar¡Qué suerte ser dentista! En esta vida de justicia irreal, a veces dan ganas de tomarse la justicia por tu mano. Muy bueno. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Maria. Abrazos
EliminarMuchas gracias, Maria. Abrazos
EliminarUna venganza muy sofisticada. Me pregunto qué ocurrirá luego, cuando el dentista vengador termine con su tortura, a no ser que acabe con la vida de Josu.
ResponderEliminar¿Tendrá que cuidar sus espaldas y mirar cada día los bajos de su coche? ¿Habrá represalias?
Un relato que da que pensar sobre la satisfacción de la venganza. Me ha gustado mucho.
Un abrazo.
No creo que le dejara salir de la consulta con vida. Eso si le iba a hacer desear que le hubiera puesto, quid pro quo, una de esas bombas bajo su coche. Gracias por pasarte, Josep
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuy bueno Ragnar, me ha encantado! ; )
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