Una de las mayores tentaciones del demonio es ponerle a un hombre en el entendimiento que puede componer e imprimir un libro, con que gana tanta fama como dinero.
sábado, 14 de febrero de 2015
Una deuda enamorada
Muy señora mía:
Espero que al recibo de la presente se encuentre bien, Yo estoy bien, a Dios gracias. Se preguntará quién tiene el descaro de dirigirle unas líneas sin remite y sin presentación. Permítame que, de momento, me mantenga en el más cobarde de los anonimatos, pero el objeto de ésta epístola no es otro que el de declararme el más ferviente de sus admiradores. Desde hace tiempo sigo con verdadera pasión todos sus movimientos, diríase que la espío tras la cortina de mi timidez.
Pero, por favor, no se asuste. Nada más lejos de mi intención. He dedicado estos últimos meses a desnudar su intimidad con la precisión de un cirujano. No, no soy un pervertido, ni mucho menos. Mi trabajo me obliga a permanecer en un cuarto frío y gris, rodeado de papeles abstrusos y muchas veces inconexos. Tan solo una pequeña ventana al exterior. Suficiente para no poder apartar mi vista de usted, de sus formas y costumbres, en un permanente onanismo contable.
Es por ello, que en sus últimos viajes me he creído morir al temer perderla para siempre. Perder su pista sería como perder mi vida, hasta tal punto estamos ya unidos por un invisible hilo. Lo se, lo se. No hay ningún hombre esperándola allá donde va. Pero los celos son irracionales. Máxime si se tienen de un banco. Pensar que cada mes este abre sus puertas anhelante a su visita, que le deja penetrar en sus rincones más secretos e inconfesables, es algo que me consume lentamente.
Si. Lo se todo. Ese banco en Ginebra es guardián silencioso de su bien más preciado. Y yo no puedo permitirlo. A pesar de todo lo que he aprendido a sentir por usted, no puedo mirar para otro lado.
Pero basta ya de oscuras confesiones. A través de esta carta, dolorosa pero necesaria, tengo la obligación de comunicarle el embargo de sus cuentas y su imputación por un delito sucesivo de evasión de capitales.
Le ruego, por último, que no me juzgue con dureza. No nos conocemos. Tal vez alguna vez nos conozcamos. Si es así, sepa por estas líneas cuanto he disfrutado persiguiendo sus pasos, como un lobo en celo, como un enamorado despechado que solo ha intentado cobrarse una antigua deuda.
Reciba el testimonio de mi más alta consideración
Un cordial saludo
Departamento de delitos fiscales
Ministerio de Hacienda
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jajjaajaja!! qué grande epístola!! Si algún día me detienen por evadir impuestos quiero que me envíen una carta como esta!!
ResponderEliminarMuy bueno, Fernando! Me ha encantado.
Un saludo!
jajaja.... Qué intrigada me ha tenido, pensé que era monje antes que policía fiscal...jajajaja. Ha estado genial. A más de uno se la enviaba yo. Felicidades por el texto, un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestras palabras, Sonia y Ángela. Hasta en los recaudadores de impuestos puede haber algo de lírica. Abrazos
ResponderEliminarxDDD Onanismo contable...
ResponderEliminarAiiix!! Te he tenido que leer dos veces!! ^^
La primera, toda emocionada e ilusionada con la carta del misterioso Enamorado... Hasta que he visto "Departamento de Delitos Fiscales. Ministerio de Hacienda." y me he quedado O.o
La segunda... Riéndome y buscando los entresijos entre tus palabras!
Muy grande, Fernando!
Besines! ;)
Jajaja, me alegro de que te haya gustado, Campanilla. También Hacienda tiene su San Valentín.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPues menos mal que no quería asustarla y que no tenía nada que temer de él!! jajajajjaa. A ella le está bien empleado por no ser una buena chica, pero quizás métodos más ortodoxos de comunicación habrían estado bien :P
ResponderEliminarEstupenda la carta, pero espero no recibir nunca una parecida.
Un abrazo!!
No sé si es peor que te persiga, un psicópata enamorado o el ministerio de hacienda jajaja
ResponderEliminar¡Ostras Fer! No había leído tu carta. Es brutal! El final es inesperadísimo y muy gracioso. Ojalá todos los embargos fueran así, con una pizca de tu romanticismo! Abrazo
ResponderEliminar¡¡¡Simplemente genial!!! Jajajaja
ResponderEliminar¡¡¡Simplemente genial!!! Jajajaja
ResponderEliminarTan propia la entidad y sus menesteres...jijiji
ResponderEliminaryo hasta le respondo con una misiva refiriendome a su infame asunto...aunque dudo llevar el mensaje de tal manera...me encanta como escribe!...gracias