Una de las mayores tentaciones del demonio es ponerle a un hombre en el entendimiento que puede componer e imprimir un libro, con que gana tanta fama como dinero.
martes, 21 de julio de 2015
Estampas veraniegas
- Mariví, hija de mi alma, ¿que te llevas?. Nos vamos una semana, no nos mudamos
- Tú el caso es protestar. No haces las maletas nunca pero, eso si, como te falte una muda o la Gilette, ya la tenemos montada. Calla y ve metiendo las maletas en el coche.
- ¿Y ésta?
- Es la de mamá
- Lo de tu madre ¿no podía haber ido en tu maleta?. Si siempre va con esa bata andrajosa por casa. No me dirás que lleva el bañador, porque no ha visto el agua del mar desde los tiempos de Alfonso XIII.
- Ay, José Luis, no sea pesado. Voy a por mamá y nos vamos.
- Luisito, hijo, no ves que no podemos ni llevar la caja de los Juegos Reunidos. Mucho menos la estación espacial de los madelman. Ya te compraré unos sobres de soldaditos cuando lleguemos a la playa. Mira, ahí viene mamá con la abuela. Súbete al coche y pégate a la puerta que si no no va a caber. Mariví, ¿dónde van los bocadillos?. ¿Y la neverita con el agua?.
- Bajo mi asiento, no te apures.
- Arriba todo el mundo. Vírgen Santa, son las once y media y habíamos dicho de salir a las ocho para evitar el calor. Nos vamos a freír. Esperemos no coger atasco en la carretera de Valencia.
- Papá, ¿cuanto queda?
- Hace cinco minutos que te he dicho que cinco horas. Y cinco minutos antes que cinco horas y cinco minutos. O te callas o te vas andando.
- ¿Qué, mamá?. Jóse, cariño, para en la próxima gasolinera. Mamá tiene que ir al baño.
- Uffff.
- ¿Ésta les parece bien a las señoras?
- Hay que ver Mariví, que desaborío que es tu marido. Y que malaje.
- Vale ya tu también, mamá, que te pones imposible. Jóse, ¿bajas tú también?
- No. Yo vengo con mis cosas hechas de casa. Y no os enrolléis. Un pis y a la carretera.
- Pero bueno, ¿Y tu madre?, ¿se ha dormido en la taza del váter?
- Voy a buscarla. Y cálmate. No empieces a darme las vacaciones, que parece que esperas a que lleguen para liarla. Como en Navidades.
- Venga, mamá, que Jóse se está enfadando
- Por Dios, qué hombre te buscaste. Ya se lo decía al pobre de tu padre. Ese chico la va a hacer muy desgraciada.
- Pero...... Luisito, ¿qué haces que no estás en el coche?.
- Solo le pregunté a papá que cuanto quedaba para llegar. Me dijo que me bajara y arrancó. ¿Va a volver, verdad, mamá?.
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Genial y Alcantariano relato, bravo.
ResponderEliminarYo tambien me marcharia con el coche a toda velocidad buscando el sol de poniente como un vaquero del lejano oeste...Jajaja.
Yo tambien fui a la EGB, asi que el aroma, y el ambiente de este relato me es muy familiar.
Un abrazo
Una escena teatral de un humor "made in spanish" para salir pitando... Una estampa de la que huir despavorido. Benditas vacaciones, deseando volver al trabajo y descansar de la familia Telerín. Un diálogo y un desenlace, geniales.
ResponderEliminarSaludos, Compadre.
Muchas gracias, amigos. Qué recuerdos de mis vacaciones cuando era niño. No dejó mi padre a nadie tirado en la gasolinera pero nuestros viajes Madrid-Valencia en 8 horas subidos en un Seat 133 eran inenarrables. Abrazos
ResponderEliminarGuau... La versión de lujo del 127.
EliminarDios, que recuerdos, que epoca, que momentos.
Un abrazo
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarUn fiel retrato de épocas pretéritas. Casi parece el guión de una peli de Berlanga.
ResponderEliminarUn relato contado con mucha gracia. Una sonrisa es lo que nos hace falta de vez en cuando.
Un abrazo veraniego.
¡Ay! Seguro que a más de uno le han dado ganas de hacer eso mismo. Me han dado ganas hasta a mi, y seguro que sin aire acondicionado, las ventanillas bajadas a tope, y sudando tinta de calamares. Genial. Me ha encantado.
ResponderEliminarMuchas gracias, Josep y María. La experiencia me dice que las vacaciones en familia, más que relajar, son una fuente de estrés mayor muchas veces que el trabajo. Y sin embargo todos los años queremos repetir. ¿Masoquismo?.
ResponderEliminarMuchas gracias por pasaros y comentar. Abrazos
Jajaja, esos viajes eternos de antes en esos coches que no sé cómo daban para tanto.
ResponderEliminarEntiendo al padre, yo también habría huido. Un final genial :D
Abrazos
Y sin aire acondicionado. Y con el motor recalentado. Y lo peor: sin GPS. Gracias por pasarte y comentar, Mar. Abrazos
EliminarAins quiero que me des clases! jiji y me lleves a pasear contigo pa que me enseñes a contar así, siempre dando gusto a mi humor,mi imaginación , bien bonito sabes contar ! me encantó! chocobesos!
ResponderEliminarOle, Ady, la más mejor al sur de Río Grande. Bsos
EliminarOle, Ady, la más mejor al sur de Río Grande. Bsos
EliminarEste relato escrito bajo fina sátira veraniega años sesenta me ha hecho sonreir. La típica situación costumbrista de las vacaciones de una familia española al uso viajando en utilitario y que reúne toda una serie de vicisitudes domésticas con final sorpresivo.
ResponderEliminarMe ha encantado, un deleite!!!
Muchas gracias, María. Excepto lo de la gasolinera, lo he vivido todo. ¡Que tiempos dichosos!
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