viernes, 27 de febrero de 2015

No sin mi fabada




- Veamos, 850 litros de agua, igual cantidad de Coca-Cola, 250 botes familiares de leche condensada, 100 botes de complementos vitamínicos, 150 botes de café soluble natural, 50 kilos de azúcar moreno.........200 botellas de sidra y 350 latas de fabada. Bien, está todo.

Comprobó el depósito de gasolina del generador de luz, la provisión de mantas y pilas para las linternas y la radio, los filtros del aire, y el botiquín: penicilina, antihistamínico, ibuprofeno, yodo, aspirinas.
Por último, limpió y armó su Ak-47 y su Colt 45. Contó la munición. Suficiente. Salió al exterior del refugio. El día lucía en todo su esplendor. Entró en casa y encendió el televisor. El ultimatum lanzado por el Pacto de Varsovia le reafirmó en sus temores. La guerra era inminente. Madrid, por su cercanía a la base aérea norteamericana de Torrejón sería para los soviéticos un objetivo prioritario.

Anochecía cuando la radio informó de que los ejércitos de la URSS habían iniciado un ataque preventivo sobre las bases de la OTAN en Europa. Corrió como un poseso hasta el refugio justo cuando el primer misil nuclear impactaba en Madrid. Luego todo quedó en silencio.....

Dos años de soledad, de angustia, de racionar hasta el aire que respiraba, loco de miedo y de furia. La radio seguía muda. Según sus cálculos la radioactividad habría descendido hasta niveles tolerables y el polvo generado por las explosiones se habría por fin asentado en el suelo. El invierno nuclear daría paso a la luz del sol. Sin embargo había perdido la esperanza. Amartilló su pistola y apuntó a su sien. Entonces la oyó. Una voz de mujer en la radio llamaba a los supervivientes a acudir a lo que llamó el nuevo Edén. 

- ¡Qué coño!, anda que si fuera el único tío que quedara......

Animado por la idea, cogió lo más indispensable y salió al exterior. Respiró profundo y no notó nada extraño en el aire. Había empezado a andar hacia poniente cuando dio media vuelta y volvió al refugio al la carrera.

- Joder, que me olvidaba de la fabada.

12 comentarios:

  1. Zass!!esa imaginación desbordante la tuya como siempre,no tuve tiempo de probar una fabada asturiana...siempre fueron buenas referencias...en mis cortas visitas a la madre patria...en mis tiempos de carnivora...no se mucho de las fabadas pero tengo entendido que lleva tocino...tu relato como todo lo que escribes,lleno de locura y pasión,haces que me meta en la historia...yo creo que no me iria a combate sin patacones o arepasXD....besos!una bonita experiencia leerte.

    ResponderEliminar
  2. jaajajajajaja, ay! Fer! Yo haría lo mismo. Estuve hace algunos años en Asturias de vacaciones tres días en Cudillero. Entre las fabes con almejas y la fabada acabé en el hospital de León. Hoy lo volvería a hacer :) Hay cosas más importantes como gozar de algo así. Un abrazo genio, me ha encantado

    ResponderEliminar
  3. Espera... xDDD
    Me he empezado a reír antes de empezar a leerte, ¿vale?
    La lista... ¡Pa flipar! ¡La comparto al máximo! Pero ahí faltan unos cuantos kilos extra de chocolate y esponjitas de esas para quemar con el mechero... ¡Sin las cuales sería complicado sobrevivir! ;P
    ¡Puñetera y valiente fabada! ¡Nunca se la puede dejar atrás!
    ¡Que me "ha encantao" tu visión del Fin del Mundo! ¡Que lo sepas!
    ¡Besitines! ;)

    ResponderEliminar
  4. Muy bueno. Me has hecho reír. Ese final es estupendo. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Es que hay cosas que cuentan, y cosas que no. La fabada es de las que cuentan!! jajajajaja. De qué sirve haberse salvado del desastre nuclear si uno ya no puede seguir disfrutando de tan energético plato?? :P

    Muy bueno el relato, y muy tuyo!!

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Muchas gracias, compañeras y sin embargo amigas. Apunto para el búnker las nubes para quemar. Bsos a mogollón

    ResponderEliminar
  7. :D Espero que el bunquer tuviera buena ventilación, no me extraña que al salir el aire le oliera tan bien... :D Señor guerrero, haces que perezca fácil arrancar una sonrisa! Maldito!

    ResponderEliminar
  8. Nunca sin la fabada... yo tampoco podría vivir sin ella. Muy divertido este relato apocalíptico.
    Un saludo, Fernando.

    ResponderEliminar
  9. Hola Fernando.
    Muy alegre y entretenido relato.
    Me encantó ese final tan jocoso.
    Un gran abrazo

    ResponderEliminar
  10. Jajaja tremendo relato, estoy con Campanilla en las provisiones que faltan, además de buena compañía, que sino te vuelves loco y paranoico xD Saludos, me ha gustado.

    ResponderEliminar
  11. Saludos, bueno yo no conocía la fabada, pero veo que es muy importante, nunca sin ella .-). Relato muy ameno. Éxitos!

    ResponderEliminar
  12. Encantada de leerte, y aunque poco te llevo leído, siempre divertido. Abrazo.

    ResponderEliminar