jueves, 4 de diciembre de 2014

La mujer serpiente



                                     
- Échame un culín, ho, y te cuento una historia que te va a poner los pelos como escarpias.
   - Ya sabes que no me gustan ni los cancios ni las historias de chigre. La sidra suele soltar las llinguas hasta    más allá de lo prudente.
- Esta ye cierta.
   - Venga pues.
- Sucedióme hace 10 años. La noche de San Juan, y tras cenarnos una fabada de las que preparan en Pedrobeya, nos despedimos los collacios y yo tiré para la ruta les Xanas. Ya anochecía, pero conozco el camín con los ojos cerrados. Antes de llegar al sendero más escarpado, hay una zona boscosa, muy húmeda. Allí la vi.
    - Qué viste, Pelayin, que te veo venir.
- Una muyer hermosísima, desnuda de cintura para arriba. Una hembra de bandera. Me miró y me dijo que no podía continuar sin probar mi valor. Quedéme en suspenso sin saber que pensar. Me dijo que solo tenía que besarla en la boca, a lo que me presté gustosísimamente. Para mi espanto se convirtió en una enorme serpiente que se enroscó a mi cintura. Su cabeza se acercó a la mía y, sacando su lengua bífida, me besó. Me avergüenza decir que me gustó y mucho. Su lengua era experta a fe mía. Tras unos instantes, en los que no di un ardite por mi vida, volvió a su forma humana. Y esta vez fui yo quién se enroscó a su cintura. A ella le plugo y a mi ni te cuento.
    - Qué fato eres.
- Al año siguiente, por San Juan, volví a buscarla y la encontré junto a un riachuelo que vierte sus aguas en el Viescas. Tenía un niño pequeño en sus brazos. Me lo tendió diciéndome que era mi guaje y encomendome a bautizarlo y criarlo cristianamente.
    - ¿Un xanino?. Ahora entiendo lo feo que es el condenado.
-Piensa lo que quieras Xurde, pero la historia es tal y como te la cuento. Y cada 24 de junio vuelo a yacer con ella, cosa que me presta muchísimo. Y no envejece ni se agria como la tu muyer. Cada cual tien lo que se merece fiu. Y ahora, escancia que se calienta el zumo y a mi se me ha secado la boca.

   



3 comentarios:

  1. Las buenas historias como ésta hay que acompañarlas de buen licor, que si no ayuda a creer, ayuda a que no se note lo que es temer.

    Genial, me ha encantado!!

    Un abrazo.

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  2. ¡Qué buena frase, Julia!. Muchas gracias por tus palabras.
    Un abrazo, amiga

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  3. Hola Fernando.
    Ya había leído tu cuento, pero no había podido dejarte comentario porque desde mi móvil no lo pude hacer.
    Tu cuento me encantó y tu imaginación más.
    Es muy divertido y haces creer que esa situación tan inverosímil, le sucedió a tu protagonista.
    Felicidades.
    Mucha suerte.
    Un gran abrazo.

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