- Peste de inmigrantes. No tienen ni moral ni dignidad. Mira esa niña pidiendo. Seguro que lo que saca se lo bebe el padre.
- No seas así. Dale algo. Al menos para que pueda comer algo caliente.
- ¿Es que no escuchas?. El dinero irá para el borracho de su padre. O de su madre.
- Es Navidad. Aunque solo sea por eso.
- No seas pesada y vamos para casa. Se nos va a quemar el asado.
La pequeña encendió su último fósforo y con su luz se fue el postrero aliento de la cerillera.
Esta cara de la Navidad sólo es oculta porque no la queremos ver! La cara oculta de todo el año. Bravo Fernando. Espero se le queme el asado y la casa.
ResponderEliminarAhí le has dado Fer. Buenísimo. Es tiempo de paz para los hipócritas que el resto del año son unos grandes hijos de puta!!! Como Miguél Ángel, deseo eso y que la gente así se tragante con el asado!! Un fuerte abrazo
ResponderEliminarDuele, Fernando, duele demasiado saber que mucha gente opina así
ResponderEliminarDuro relato, Fernando. Acá en Navidad hace calor, pero igual con tan pocas palabras hiciste que imaginara a los dos con sus tapados y a la niña muerta de frío.
ResponderEliminarMuy bueno, amigo.
Muchas gracias, compañeros, por vuestras palabras. Abrazos
ResponderEliminarAl final los niños, sin culpa de nada, siempre pagan, siempre sufren las consecuencias... Un saludo!
ResponderEliminarHola Fernando.
ResponderEliminarUn relato muy realista.
No solo los inmigrantes. Las cifras de los pobres entre los pobres crece cada día.
Gracias por sensibilizarnos hacía las necesidades de los demás.
Un gran abrazo.