Una de las mayores tentaciones del demonio es ponerle a un hombre en el entendimiento que puede componer e imprimir un libro, con que gana tanta fama como dinero.
domingo, 22 de marzo de 2015
Los tres cerditos y el banquero trincón
Erase que se era tres cerditos a los que un anuncio en televisión dio un nuevo objetivo a sus mugrientas vidas. Hartos de la piara en que vivían hacinados, el sueño de ser propietarios les llevó una mañana al Banco Pig Noraticio, aquél que en radio y televisión prometía sacarte del proletariado más lumpen para catapultarte al paraíso de las clases medias, al glamour de las zonas ajardinadas y las más altas calidades en el alicatado de los baños.
El más joven de los hermanos, solo tenía un trabajo temporal y un salario por debajo del mínimo interprofesional, pero para el banquero no era problema:
- Pide por esa boquita. Crédito concedido
El siguiente hermano era mileurista por lo que sus aspiraciones eran mayores que las del benjamín. No le valía la casa de paja que aquél había obtenido gracias al banco. El la quería de madera. Además necesitaba un plus para amueblarla tal y como había visto en el catálogo de una empresa sueca. Estilo, funcionalidad y un precio sin competencia. Y para el banquero el problema del plus, no existía:
- Pide por esa boquita. Crédito concedido.
El hermano mayor había podido estudiar en la Universidad por lo que sus deseos le encaminaban sin ninguna duda hacia el ladrillo. Cuantas veces había oído: "el ladrillo es la mejor inversión, nunca se deprecia". Y él había estudiado para ser un tiburón en Wall Street. Aunque todavía era becario en prácticas, el banquero no vio problema:
-Pide por esa boquita. Crédito concedido.
Ahora los tres cerditos ya eran propietarios y sus vidas fuera de la piara eran la envidia más cochina de sus demás congéneres. Hasta que (y es ahora niños cuando tenéis que dejar de leer este cuento porque lo que viene da mucho susto) una burbruja terrible y malísima explotó, y de ella surgieron unos hombres de negro muy feos que soplaron y soplaron hasta que derribaron las casas de los tres cerditos. Ahora, sus casas eran del Banco Pig Noraticio y por más que buscaron y buscaron al banquero que, tan amablemente, les condujo al paraíso de los propietarios, nunca llegaron a saber que ahora este vivía en un hermoso chalet en Andorra con vistas a los Pirineos.
Y colorín colorado, este cuento se ha terminado. O no
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jajajaja.... parece una sátira de la vida real... o no?...
ResponderEliminarEstá genial Fernando, engancha esta cara B de los cuentos clásicos que has desmontado. Un saludo!!
Muchas gracias, Sonia. La verdad es que hay, tristemente, mucho de real. Bsos
ResponderEliminarEs una historia divertida, aunque no debería serlo, porque como dices, es muy real. No obstante, tu estilo le quita un poco de miga al asunto, y nos hace pasar un buen rato.
ResponderEliminarMuy buena y contemporánea versión.
Un saludo. Fernando.
Muy bueno y muy fuerte Fer. Me encanta la ironía de la "Burbruja". Los hay que también están en Suiza con la conciencia tranquila. Cuanto h_j_ d_ l_ gr_n p_t_ hay en España! Un abrazo enorme genio! Te comparto también en facebook
ResponderEliminarUn cuento muy divertido! Pero cuidado, los cuentos a veces se convierten en realidad. Espero que los cerditos unan fuerzas y Puedan derrotar al banquerito.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ricardo y Ana. En un cuento de los Grimm seguro que a los culpables de toda esta terrible ruina se los hubiera zampado un troll entre terribles sufrimientos. En el mundo real no hay tanta justicia. Abrazos y bsos
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ResponderEliminarPreciso y narrado de manera brillante, con pulso firme y trepidante ritmo, una sátira locuaz, una versión realista donde el hombre es lobo para el hombre, una pequeña gran obra en la que no hace falta leer entre líneas, porque estas son claras, incisivas y divertidas. ¡Genial!
ResponderEliminarUn abrazo Fernando!
Muchas gracias por tus palabras, Edgar. Un abrazo
EliminarVaya... que banquero tan cerdo!
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ResponderEliminarUna buena dosis de realidad con los pobres cerditos. Me ha gustado Fernando. Un abrazo.
ResponderEliminarEsos pobres cerditos eran Colombianos!me consta!...aunque España se llenó de la misma realidad ya,las cosas malas son las que toman de ejemplo los "señores"de corbata estan regados como la hierba mala XD...
ResponderEliminarun gusto leerte siempre!
Gracias, María y Ada por vuestros comentarios, siempre elogiosos. Bsos
EliminarBuen relato, sátira ejemplificadora de la realidad . Un abrazo
ResponderEliminarSaludos, muy actualizado el cuento, muy bueno. Éxitos!
ResponderEliminarUn cuento estupendo, Fernando. Está lleno de ironía, crítica y sentido del humor. Una combinación que nunca falla!! Menos mal que los cerditos no pueden entrar a los bancos, si no hubiera pensado que era una historia basada en hechos reales jajajajjaa.
ResponderEliminarUn abrazo, me encantó el cuento :)
Jajajajaja, grande Fernando! Me he reído lo que no está escrito.
ResponderEliminarLa verdad es que está historia me recuerda a alguna otra, no sé... XD
Un abrazo.
Gracias, Julia y María. Este cuento es como esas peliculas tremebundas que pone la tele a la hora de la siesta: "basada en hechos reales". Bsos y gracias por comentar.
ResponderEliminarNunca me han caído bien los banqueros birlones! Besitos
ResponderEliminarTe dejé comentario pero parece que no se registró.
ResponderEliminarEl cuento me encantó.
Muy ingenioso y con mucho buen humor que nos lleva a reflexionar sobre esa cruda realidad que no es ajena a todos los mortales.
Un gran abrazo.
Una historia muy real y triste, pero contada con mucho humor. Muy ingenioso. Me has sacado tres sonrisas, Fer.
ResponderEliminarUn abrazo.